Un favorito a nivel mundial entre los vinos blancos, esta uva ha mostrado saber adaptarse en áreas de climas fríos tales como Casablanca, San Antonio, Aconcagua y de modo más reciente y con mucho éxito en Limarí, donde adquiere una atractiva mineralidad gracias a los suelos calcáreos de la zona y a la brisa marina que refresca todo el territorio chileno. Intenso en boca, es una cepa que se muestra vibrante en los terruños correctos, produciendo uvas que agradecen el paso por madera otorgándole complejidad y tonos a avellanas tostadas en su justa medida. Perfecto para pescados de cuerpo completo y carnes blancas.